EL TIEMPO ENTRE COSTURAS

Pocas veces una serie nacional está realizada con los medios de El tiempo entre costuras y es por ello que la audiencia ha sabido reconocer esa calidad enganchándose lunes tras lunes. La novela de María Dueñas es simplemente perfecta, por eso se convirtió en un best seller, y su adaptación a la televisión se ha hecho con mucho gusto y respeto, algo que ha favorecido su reconocimiento. Se han cuidado mucho las localizaciones, el ambiente y sobre todo, el vestuario. Además recrea a la perfección un estilo retro de los años 30 y 40, que, a las que nos gusta el vintage, nos apasiona ver plasmado en la pantalla. Por otro lado, a lo amantes de la moda nos ha permitido acercarnos a los talleres de alta costura de la época. ¡Todo un lujo!

Ahora que la serie ha acabado, vamos a hacer un recorrido por los mejores looks de la protagonista, Sira Quiroga. Interpretada por la actriz Adriana Ugarte, la protagonista es una costurera muy aventurera que, tras un desamor, crea su propia casa de costura en Tetuán. Ahí descubrimos el oficio desde dentro, vemos cómo pasa los días entre patrones, maniquís, tomando medidas a las clientas y aprovechando las telas que, por las restricciones propias de la épocas de guerras, hubo que aprender a racionar y a sacar el máximo partido.

No faltan las referencias a la moda de la época y por ejemplo, en uno de los capítulos aparece una imagen de 1931 de un diseño de moda de tenis de Elsa Schiaparelli que la tenista Lili Álvarez lució en Wimbledon. También aparecen revistas de moda de la época como Vogue o Vanity Fair.

La evolución de la protagonista también lleva consigo la evolución de su vestuario. Durante el principio de la serie, Sira luce vestidos camiseros con pequeños estampados. Todos los detalles están cuidados con esmero pero sin estridencias. 

Poco a poco iremos viendo que el vestuario gana en lujo, ya que Sira consigue hacerse un hueco entre las clases más adineradas y tendrá la oportunidad de lucir lujosos vestidos de noche. Veremos su transformación de una joven sencilla y humilde en una mujer de mundo, con muchos viajes y muchas experiencias detrás. Durante esta etapa vemos un estilo ultrafemenino de la moda de los años 30 y 40. Faldas lápiz, blusas abotonadas, blusas con lazada, el sobrio largo por la rodilla. Nada sobra y nada falta en cada atuendo. Son tiempos difíciles, y las personas tienen que aprovechar los recursos al máximo para seguir luciendo con estilo.
 

Finalmente, Sira llega a Madrid para convertirse en espía. Aquí el personaje y su vestuario dan un giro de 180 grados. Convertida en Arish Agoriuq, es una cosmopolita modista marroquí dispuesta a hacerse un hueco entre la alta sociedad madrileña. Se convierte en una mujer sofisticada y elegante que lleva joyas, altos tacones y turbantes, muy de moda en aquella época. Para realizar los turbantes los responsables de vestuario se inspiraron en los que lleva la Jequesa de Catar.
 

Si hay un vestido especial en la novela es el falso vestido Delphos que la protagonista confecciona para Rosalinda Fox inspirándose en el diseño de Mariano Fortuny.

Para quienes no conozcan la historia, este vestido fue confeccionado después de un viaje a Grecia del famoso diseñador. Fortuny y su esposa se inspiraron en el chitón jónico, un tipo de vestimenta que consiste en una sencilla túnica de tela plisada que cae a ambos lados del cuerpo adaptándose a la anatomía.

El plisado del vestido se realizaba con un método secreto todavía sin descubrir y los tintes, basados en antiguas recetas tintoreras, estaban hechos con materiales naturales. No hay dos diseños iguales pues se utilizaban mangas cortas, largas, cordones de seda con cristal de Murano, fajines o abalorios. 

Se dice que la viuda del artista, al día siguiente de morir éste, arrojó al río las muestras de colores para que nadie pudiera imitarlos. A día de hoy, nadie ha conseguido la fórmula exacta que permita su perfecta reproducción.

Este vestido es importante no sólo por su belleza y las técnicas empleadas para lograr su apariencia, sino por la revolución que significó para el género femenino. Libera al cuerpo de la mujer de los vestidos recargados, facilitándola los movimientos y, se convierte en un icono para aquellas que estaban por encima de las convenciones morales.

Todo este despliegue de moda se debe a Bina Daigeler,diseñadora de vestuario de la serie. Un trabajo perfecto.

Y a vosotras, ¿qué os ha parecido la serie? ¿Y el vestuario?